Y vivieron felices por siempre…?
- Femme Fatalee
- 2 jul 2020
- 6 Min. de lectura

Algo que me encanta de las películas de Estudio Ghibli, además de que ellos no tienen miedo de poner como protagonistas a mujeres reales, es que sus historias son muy humanas por más magia o fantasía o mundanidad que tengan, tienen una exploración muy orgánica con la que cualquiera se puede sentir identificado y creo que esto se expresa más que nada en sus finales. Son finales que probablemente no caen en la categoría de “viviron felices por siempre” heteronormativa en donde la historia de la princesa termina cuando su príncipe azul le da final feliz, pero más bien lo que he visto en Ghibli es que sus personajes aprendieron a encontrar su felicidad conforme a sus circunstancias y su aprendizaje pero más importante que su historia está muy lejos de terminar.
Creo que mi problema o por lo menos cuestionamiento con el cliché de los finales felices es que estos tengan que ser sinónimos a un final feliz romántico, usualmente entre una pareja heterosexual y que favorece a personajes blancos. En pocas palabras mi problema es que el único final feliz aceptado casi por default para una mujer debe ser el terminar felizmente con un hombre, cuando sabemos que esta no tiene que ser una realidad y mucho menos la única opción que se debe de tener. No me mal entiendan, a quien no le gusta leer una historia de amor, encariñarse con sus personajes y finalmente verlos superar todos los obstáculos para por fin verlos tener su propio final, pero sé que hay mucho más allá y que los medios artísticos como película, series, obras o libros tienen el potencial de explorar.
Y si, un final feliz color de rosa puede que si sea un escape de nuestra realidad complicada, un contraste a veces necesario cuando se compara con el escenario global lleno de incertidumbre en el que vivimos. No estoy en contra de los finales felices, pero si me causa conflicto el idealizarlos, porque son inalcanzables. Nuestro único final es cuando un día dejemos de vivir que claro, espero pueda ser un final feliz también a su manera, pero mientras que eso pase, después de cada logro o cada etapa de mi vida, vendrá otra y luego otra y luego otra.
En el ensayo “How the Story Ends: Gender, Sexuality, and Nation in the Happy Ending” Pavla Zapletal explica que los finales felices no son en realidad finales, son puntos de cierre creados artificialmente en un libro. Cenicienta, Blanca Nieves, la Bella Durmiente, etc, su “final feliz” para mi en realidad son finales abiertos, aún les queda enfrentarse a años de matrimonio, etiqueta real, tal vez problemas con su nueva familia política, nuevas historias con sus esposos, tal vez con sus hijos incluso tal vez con nuevos sueños o metas que se les ocurran. La victoria en su historia del amor romántico, no tiene que ser sinónimo a ya no querer tener un historia más que contar.
Gran parte de que este tipo de historias tengan que tener este tipo de finales para dicho tipo de personajes femeninos claro que tiene un contexto enteramente patriarcal. Y pienso que por lo menos si es una constante presente en los medios de entretenimiento dirigidos a las mujeres. Solo es necesario ver cuantas de las chick flicks clásicas giran en torno a que la protagonista consiga al chico, que claro también van de la mano con su crecimiento, el lograr demás objetivos, restablecer otro tipo de relaciones, pero el factor de ligue siempre está presente. Nos podemos ir más atrás en la historia, incluso al mismo ancestro de 10 things I hate about you, la Fierecilla Indomable de Shakespeare, la historia de como una mujer indomable y tenzas debe ser domada por un hombre para poder darle un final feliz no solo a ella sino a casi casi todos los demás personajes. O por qué no, podemos ver en los clásicos románticos en donde una feliz boda es el sinónimo al final del libro o por lo menos la esperanza de una futura relación. Jane Eyre, Mujercitas, el Viento se lo llevó, etc; las seis novelas publicadas de Jane Austen terminan en un matrimonio. Aunque con Austen y otras autoras creo que sucede algo interesante, o que al menos esa era su intención ya que también pueden leerse como un comentario de la autora que casarse en esa época era la expectativa principal de una mujer para poder tener una vida o por lo menos lo más cercano a una independencia económicamente estable. En el caso de Austen el final feliz es que sus protagonistas pudieron escoger con quién casarse, esto con base en el amor y no solo en intereses económicos que sabemos no era el caso de muchas mujeres en la época. El casarse sigue siendo un final feliz para quien sigue siendo nuestra protagonista independiente porque tuvo la opción de escogerlo. Como mencioné, era un comentario necesario durante la época, en donde la emancipación de la mujer y la búsqueda de la igualdad iban cobrando fuerza, y esta constante matrimonial era un reflejo de la expectativas que la mujer podía tener con los recursos a sus manos. Pero en la actualidad sigue siendo un factor que creo tiene aún mucha evolución por delante.
La presencia de un final feliz cliché canónico se puede ver incluso como un requisito inherente para poder contar una historia de amor con una protagonista femenina que de lo contrario queda como una “solterona” algo que claro la mujer moderna del siglo XXI jamás aspiraría porque sabemos que nuestro valor recae en nuestra capacidad de formar una familia. Si nuestros protagonistas no terminan juntos, pasa de ser una historia de amor, a una historia triste, en donde termina perdiendo importancia tal vez el crecimiento por el que tuvieron que pasar, o que su felicidad en realidad recaía en poder encontrar una vida más allá el uno del otro, pero no, todo eso pierde importancia si no hay una feliz gran boda con un número musical antes de créditos. Y creo que ese es mi problema, que el peso que tiene un “final feliz” es mayor que el de un desarrollo profundo e interesante de los personajes a lo largo de toda la historia, te estoy viendo a ti How I Met Your Mother (don't @ me).
A mi parecer puede haber muchos tipos de finales felices, en donde los personajes terminan juntos, en donde los personajes no terminan juntos pero aprenden a vivir con ello, en donde los personajes ni siquiera sabían que tenían que terminar juntos, en donde ni si quiera hay un factor romántico pero si felicidad genuina. Pero lo más importante es saber que aunque la película o libro o etc., haya terminado no significa que si nuestra vida no se ve como ese final que acabamos de ver, entonces nosotros estamos haciendo algo mal. Si, a todos nos gustaría un logro romántico satisfactorio, pero no hay que olvidar que los logros personales también pueden ser satisfactorios y que los medios que consumimos deben adaptarse a nosotros, y no nosotros a ellos.
También al hablar de este tema se puede entrar al debate sobre hasta qué punto un creador se puede desprender de su trabajo para entregárselo a su público. Esto significa a que si por ejemplo a mí no me gusta un final, fácilmente puedo hacer como que no pasó e imaginarme el final que yo creo que iría mejor a los personajes que me fui creando en mi mente, a quien ahora también son mis personajes. Puedo llegar hasta el punto de hacer una ilustración o un fanfic expresando el final que yo quisiera, mi propio final y compartirlo con otros y escuchar los finales de otros. No es como que JK Rowling vendrá a demandarme por negarme a creer en una vida feliz en donde Sirius pudiera ver crecer a los hijos de Harry y aún mejor, una historia en donde The Curse Child no existe, eso si es un final feliz. Estos son, como lectora, mis finales que forman parte de mi experiencia y que claro que parten de un material original que se amoldan a mi propia experiencia lectora y a mis necesidades según mi contexto y nadie me puede detener de hacerlo.
Leí que alguien definía a los finales felices como aquellos finales que no son ambiguos, los que no dejan dudas sobre la historia y creo que hace tiempo estaría de acuerdo con esta definición, hace tiempo que me chocaban los finales abiertos porque pensaba que solo reflejaban la pereza del autor. Pero ahora no creo que sea acertado, ya que me gusta poder seguir pensando en qué pasará con los personajes, en cuestionarme si tomaron la decisión correcta y es porque creo que pensar en un final absoluto de felicidad máxima es simplemente imposible, porque siempre seguirá habiendo problemas y retos y obstáculos y seamos sincero eso es lo que nos gusta ver en una historia o por lo menos lo que hace que existe en verdad una.
“Vivir felices por siempre” es mucho más complicado que solo una línea para cerrar un cuento. Creo que después de todo este monólogo interno mi mayor conclusión es que pensar que un sistema de final feliz se puede aplicar a todos y que sea el único tipo de aspiración que tengamos, nos limita a explorar todo tipo de historias no solo ficticias, sino también las que vivimos todos los días.
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