Hace tiempo nos maravillamos en Femme con “Temporada de Huracanes” de Fernanda Melchor, quien nos ofreció un libro narrado con una forma completamente única, una historia cruda y sin intentar, siquiera, disimular lo cruel que puede llegar a ser México . Hoy, les presentamos con mucha emoción otra reseña de la autora con su nuevo libro “Páradais”.
“Páradais” es una historia mucho más corta y mucho más “simple” que “Temporada de Huracanes”, pero eso no quita que sea bastante buena. Fernanda usa el mismo estilo narrativo que nos encantó en su anterior novela, pero, esta vez la historia se centra en dos personajes principales. El primero Franco, un adolescente ricachón, rubio, obeso, feo y asqueroso, completamente obsesionado con una mujer casada que vive en el elegante residencial Páradais. Vive con sus abuelos, un matrimonio adinerado, y es uno de esos adolescentes acostumbrados a hacer lo que quieran. Sus días se desviven en fantasear de forma casi enfermiza con su vecina, en ver pornografía y en comer. Es impresionante como la descripción de Fernanda te hace sentir completa repugnancia por el personaje y, por ejemplo, yo nunca pude quitarme la sensación de que Franco olía a una mezcla de sudor, Cheetos torciditos y semen rancio. Lo último es en particular porque entre su obsesión por la pornografía y su más grande obsesión por la vecina lo hacen que masturbarse todas las veces posibles sea la mayor aspiración de su día a día.
En Páradais también trabaja Polo, un joven de unos 18 años que, tras la insistencia de su dominante madre, es forzado por ella a buscar un trabajo. Termina trabajando en como jardinero en el residencial, pero es un trabajo que detesta por completo: odia ser el “gato” de la gente rica, odia a su jefe (buen boomer super explotador), odia su trabajo y odia también estar en su casa, en donde su exigente madre no lo baja de borracho y flojo y, todavía, tiene que dormir en el piso “como un perro” porque le cedió (a la fuerza) su cama a una prima embarazada que llegó a vivir con ellos. Su mayor consuelo es convivir con su primo Milton, quien está involucrado con los narcotraficantes locales, y ponerse borracho con Franco en una casa abandonada.
Ambos jóvenes están completamente insatisfechos con sus vidas: uno obsesionado enfermizamente con una mujer fuera de su alcance y el otro frustrado con todas las condiciones de su existencia. La unión de ambos es mortal y entre los dos idean un plan para buscar conseguir lo que quieren, sin importar lo que deban de hacer para ello.
La novela es un poco como una “Crónica de una muerte anunciada” porque desde la primera oración podemos empezar a sospechar qué es lo que va a pasar, pero seguro Fernanda Melchor nos dio un pista, un pequeño adelanto de lo que ocurriría. Como es una historia más corta y más sencilla, creo que un “defecto” del libro es que uno puede empezar a prever con bastante certeza qué es lo que va a ocurrir, pero creo que esa es justo la intención de la autora al crear personajes tan reales que ellos solitos llevan la historia, no necesita forzarlos a nada. Es decir, para mi parecer, en el contexto del libro funciona y es más como si fuera un pedacito de “Temporada de huracanes” que se publicó en otro tomo.
Al igual que en “Temporada de huracanes”, Fernanda Melchor retrata el tema de la violencia en México. No sólo de la violencia derivada del crimen organizado, sino también de la violencia hacia las mujeres y prototipos de las causas de cada una están representados por Franco y por Polo. Franco, por un lado, es un adicto a la pornografía, tan completamente obsesionado que empieza a dificultarse distinguir entre las falsa novelas del porno y la vida real, con mujeres reales. Por otro lado, para Polo es una cuestión de saber en una situación de desigualdad económica, de entender su pobreza y de encontrarse en completa desesperación por salir de ahí y de esa vida llena de frustración y, como le ha pasado a miles de mexicanos, una “excelente” opción es el narcotráfico.
Es, como siempre, un libro cruel, pero completamente realista, con un estilo muy fresco (parecido a como si alguien te estuviera contando un chisme en un bar), que te mantiene pegado a él hasta que lo termines. Completamente recomendado, como ya es costumbre con Fernanda Melchor. Sobre decir que el título es una completa ironía: un "paraíso" que de perfecto no tiene nada, pero también un paraíso en medio de la miseria y pobreza del resto de la población.
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