top of page

Corpórea de Marcela Zamudia


Con miedo de que esta resulte una reseña relativamente corta porque justamente mi única queja de este libro es que es demasiado corto y necesito más. El día de hoy hablaremos del poemario Corpórea de la chihuahuense Marcela Zamudia.


Sabemos que la cuerpa de la mujer es un campo de batalla, entre las exigencias que la sociedad le pide, la privación de derechos para decidir sobre este y la constante lucha que cada mujer lleva consigo misma para aceptarse dentro de un mundo que se regocija de su autosabotaje, son más de un frente los que cada mujer se debe enfrentar día a día para poder buscar una coexistencia pacífica con su cuerpa. Marcela decide entregarnos un libro en donde, como su prólogo lo menciona, se hace una exploración sí política del cuerpo femenino como ente que forma parte de la sociedad pero también una exploración poética dispuesta a ser catalizadora de una muy necesaria deconstrucción.


La capacidad de Marcela para poner en palabras el hecho de que la cuerpa es un lugar con múltiples significados es magnífica. Desde los significados provenientes de un adoctrinamiento patriarcal (abnegación, pasividad, debilidad), hasta el hecho de simplemente ser mujer, hija, hermana, amiga, madre, virgen, bruja pero que cada una de esas etiquetas son eso, solo etiquetas que si bien ayudan a una construcción social para formarnos “a nosotras mismas” no son todo lo que nos define y cada experiencia individual es y será muy diferente pero que desde la empatía podemos encontrar cosas en común para reforzarnos. Corpórea busca inspirarnos a verdaderamente encontrarnos a nosotras mismas, ahora si, bajo nuestros propios estándares sin miedo a caer en estereotipos de género o moldes completamente inalcanzables y hacer, de una vez por todas, las paces con el cuerpo que nos permite experimentar nuestra vida.


Dentro del libro se busca reapropiarse de términos o conceptos que han sido usados de manera milenaria para ejercer un poder externo sobre nuestras cuerpas. Templos, envejecimiento, caderas amplias, pezones visibles, todo esto para consumar una reapropiación corporal basada en autoconocimiento y aceptación y dejar de lado expectativas irreales. Se trata de una celebración del espacio físico que habitamos y verlo por lo que es, nuestra principal herramienta para reclamar un espacio en esta sociedad.


Es un libro que te abraza muy fuerte, que te asegura que estás bien viviendo en tu propia cuerpa pero es un libro que también te inspira a buscar una deconstrucción revolucionaria. Es una lectura activa que te invita a encontrar paz dentro de ti pero te recuerda que el mundo exterior no te tiene esa paciencia. Que los horrores del mundo patriarcal siguen perpetuandose en nuestra sociedad y que es nuestra tarea que esto deje de pasar y podemos comenzar por la manera en que nos vemos a nosotras mismas y a otres. No se trata de un libro solo color de rosa y de amor propio uterocentrista, es un recordatorio también de la violencia que vivimos hacia nuestros cuerpos, incluso desde bebés, de como nos enseñan a estar agradecidas en caso de que no seamos violentadas, de cómo estamos entrenadas para estar siempre a la defensiva en lugar de simplemente poder disfrutarnos.


Sin duda es un libro que busca explorar el potencial de nuestro cuerpo y demostrarnos que las limitaciones físicas que se nos han impuestos son meras construcciones sociales justamente creadas para debilitarnos, para desapegarnos de nuestro potencial. Para mi fue un recordatorio de que mi cuerpo es mi responsabilidad y no solo se trata de mantenerlo sano y fortalecido (que claro es importante) pero también se trata de nutrirlo, respetarlo y tenerle paciencia, cosas que los medios, revistas, películas etc., buscan quitarnos pues nos enseñan a estar peleadas con el paso natural del tiempo.


Una de las cosas que más me gustaron del libro es también la capacidad de Marcela de introducir elementos naturales dentro de su narrativa pero sin sonar muy “hippie”. No se romantizar el cuerpo femenino, se habla desde la realidad, desde lo natural para crear una base de aceptación que se vuelve retadora y revolucionaria.


Si no fuera poca la preciosura de esta recopilación de poesía también se encuentra acompañada de las hermosas ilustraciones realizadas por Perla Ramírez (@perlalafuria en instagram), de quien también somos sus fans y recomendamos usar sus stickers en sus historias de instagram. Las ilustraciones verdaderamente complementan cada uno de los poemas, aportando una visión gráfica de lo que seguramente Marcela quiso expresar que logra dar en el clavo de una manera a veces cruda, a veces gentil pero siempre generando una gran sincronía entre lo escrito y lo ilustrado.


Como mencioné, mi queja principal de este libro es que es demasiado corto. Fue una probadita de cómo Marcela puede jugar con las letras a su favor para crear manifiestos en pro a disfrutar nuestras cuerpas, a tenerles paciencia y a que además de verlas como el lugar que habitamos, también son nuestras herramientas para seguir creciendo, seguir cuestionándonos, seguir aprendiendo y seguir creando.



0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page