Yo soy fan de la mitología griega, ya sea porque me parece fascinante ver como desde tiempo inmemoriales los humanos hemos buscado formas de explicar tanto nuestro origen o los cambios ambientales y misterios de la naturaleza, puede ser también porque me gusta sentirme como una intelectualoide al intentar mencionar a todos los dioses del Olimpo más sus amantes mortales y descendencia milenaria, o simplemente porque vi demasiadas veces la película de Hércules de Disney cuando era pequeña.
Pero independientemente de la razón por mi interés en los mitos y dioses de hace miles de años, con el paso del tiempo y muchas otras lecturas y videos de YouTube, creo que puedo llegar a una conclusión bastante sólida para poder decir que la mitología griega es profundamente misógina. No soy una experta ni mucho menos pero no hace falta una investigación académica de doctorado para darnos cuenta que así como actualmente las tendencias patriarcales siguen moldeando las expectativas que la sociedad tiene de las mujeres, esa realidad ha persistido desde hace años y tomando en cuenta que las bases grecolatinas han influenciado por años las corrientes literarias y artísticas que nos rodean, y que una parte muy importante de los griegos antiguos era su relación con sus dioses y héroes, pues no es sorpresa que desde entonces esos ideales machistas sean arrastrados hasta ahora. Y me refiero a esta constante necesidad de recalcar la superioridad de los hombres por sobre la presencia femenina, claro puedo hablar sobre las repetidas violaciones cometidas por Zeus, o la necesidad de que la mayoría de los héroes míticos fueran hombres o que el hecho de que un dios engañara, o fácilmente secuestrar a alguna mortal o ninfa o lo que sea, es la cosa más normalizada; o simplemente el hecho de que cualquier mujer de relevancia en estas historias puede caer en la categoría de mujer en peligro o mujer peligrosa, dejando de lado cualquier oportunidad de un crecimiento más complejo. Y se puede ver este patrón en los textos por excelencia sobre la antigua Grecia como lo son las Metamorfosis, la Ilíada y la Odisea, esos libros que siempre nos dicen los pilares de los cánones latinos clásicos y que probablemente no hayamos leído de todas formas o que solo lo hicimos dentro de un contexto académico, lo que creo es parte del problema. Tenemos en nuestra mente siempre este pedestal para las historias clásicas pero que también se ven esfuerzos por modernizar estas historias y hacerlas atractivas al público como con la serie de Percy Jackson, los videos de Destripando la Historia, el webcomic de Lore Olympus, con retailings que ya sea modernizan a los personajes al ponerlos en nuestra propia línea del tiempo o reexplorando y cuestionando su contenido de manera satírica o más digerible.
Y creo que en esta necesidad de buscar reexplorar lo que conocemos como “historia antigua” es que llega el libro de Circe escrito por Madeline Miller. Que cabe destacar que si alguien está preparada para escribir y adaptar este tipo de mitos es ella, o por lo menos desde un punto de vista académico, al contar con una maestría en textos clásicos, pasado años enseñando latín y griego, además de más estudios de posgrado en dramaturgia enfocado justamente en la adaptación de textos clásicos. Viniendo de todo este contexto académico Madeline también cuenta que la inspiración para escribir este libro fue que cuando era más joven y estaba leyendo por primera vez la Odisea, estaba emocionada por leer el encuentro entre los personajes de Odiseo, el gran héroe con su gran travesía, y Circe la misteriosa bruja de la isla de Eea que tenía cierto gusto por convertir a hombre en cerdos (you go girl). Miller preparada para descubrir este encuentro entre personajes con una gran capacidad de exploración y desarrollo, todo se resumió a que Odiseo llegó, Hermes le sopló como combatir a la temible bruja y con tan solo mostrarle su imponente espada (pun intended) bastó para que Circe se doblegara, pidiera misericordia por su vida (siendo una inmortal) y lo invitara a su cama para que después pudiera vivir en su isla por un año entero sin tener que pagar renta. Madeline, como muchas personas, se vio frustrada por este reduccionismo a un personaje con tan gran potencial, por lo que decide contar la historia de Circe desde su punto de vista, y así como Circe fue un mero accesorio en la historia de Odiseo, Odiseo se vuelve un personaje secundario en este libro (aunque esto también puede ser debatible, lo desarrollará más adelante).
¿Pero, quién es Circe? Circe, o por lo menos en este libro ya que como sabemos en la mitología hay un montón de versiones y variaciones en los árboles genealógicos, ella es la hija de no solo uno, si no dos deidades; Helios, la personificación de nada más ni nada menos que el fucking sol y Perseis que a su vez es hija de Océano y Tetis, dioses del fucking mar. Entonces uno podría pensar que Circe se ganó la lotería genética al tener en su sangre inmortal tanto el sol como el océano, pero digamos que la vida entre dioses por más glamorosa y divina que se pueda pensar, al menos en la forma en que Miller y otros autores lo han plasmado, también es un mundo muy vacío, superficial y lleno de excesos, ya que los dioses al saberse inmortales, inalcanzables y todo poderosos no piensan más allá de las consecuencias de sus actos divinos, en contraste a la vida mortal en el que a los humanos solos queda vivir bajo el yugo de estos seres egocéntricos. Circe a pesar de tener esta ascendencia, nació siendo no tan “agraciada” como sus demás hermanos por el simple hecho de que nació con características físicas de un mortal, en específico su voz, algo que sus hermanos y primas y ninfas con las que vive no pierden la oportunidad de hacerle shaming al respecto. A pesar de ello y los diferentes problemas que tiene Circe con su familia mantiene una naturaleza noble pero también ingenua, por lo menos en la primera parte del libro. Ella se sabe un tanto externa a este mundo, pero no sabe exactamente por porqué, más adelante en el libro nos damos cuenta que posee un poder dentro de sí que el mismo Zeus teme, el poder de la brujería que llega por parte de herencia de su madre. Después de una serie de eventos desafortunados en donde Zeus llega a ver cómo este poder puede ser usado incluso en contra de los dioses de manera irreversible, negocia con Helios que la mejor manera de tratar este asunto es desterrar a Circe a una isla por el resto de la eternidad y debo admitir que aquí es donde empieza mi parte favorita del libro.
El crecimiento y desarrollo que Circe llega a tener ya sin las ataduras del olimpo es lo que verdaderamente da pie al resto de la historia y su intervención en otros mitos de cultura general. Circe hace de su destierro la oportunidad de crecer no solo como hechicera pero como mujer y como una persona independiente. Se hace un hincapié importante en hacer notar al lector que Circe, claro que tiene estas habilidades mágicas porque pues es nacida de dioses PERO su poder y su magia es algo en lo que ella misma ha trabajado y que ha ido construyendo y cultivando, no es un don divino que le llegó de la noche a la mañana por el que debe estar agradecida a los dioses que le dieron la espalda, sino es la cosecha de su propio crecimiento.
La escritura de Madeline es algo que se puede disfrutar ampliamente a lo largo de todo el libro ya que tiene un cierto toque poético en su prosa. Se trata de una narración en primera persona por lo que se puede tener una ventana directa a los pensamientos de Circe. Pero no solo eso ya que a mi parecer la autora logra ir hilando los sucesos de una manera muy agraciada. A mi parecer se siente como un efecto dominó en donde las acciones de Circe van desencadenando no sólo su propia historia pero se van conectando con otros mitos y personajes importantes dentro de la mitología. No solo volvemos a ver a Odiseo, sino a Dédalo, ícaro, el Minotauro, Medea, Jason, Hermes, Atenea, etc. Todo forma parte de un mismo universo en donde a veces si Miller se tomaba ciertas licencias creativas para hacer que la historia fuera encajando alrededor de Circe.
Un aspecto que me llamó la atención y que tal vez un poco de spoiler, pero again estamos hablando de mitología griega que ha existido literalmente durante miles de años, es la manera en que la autora escribe la maternidad de Circe es brutalmente real. No pone a la maternidad en este pedestal en que nos encanta poner la conexión inmediata entre una madre y su hijo y que ha causado que conversaciones importantes sean opacadas como el tema de la depresión postparto. Y es que a pesar de que Circe sea esta poderosa bruja que ha logrado vivir de manera independiente en su propia isla, sigue siendo una madre primeriza que tal vez no tenga la menor idea de lo que está haciendo pero que pelearía con los dioses por proteger a su criaturo. Son esos detalles que para mí hicieron que la exploración de Circe fue orgánica y necesaria para poder tener una historia de tipo coming of age, de un ser inmortal.
Ahora bien, en lo que estaba investigando para esta reseña descubrí que las opiniones sobre este libro están algo divinidades cuando se hace la pregunta sobre si se trata de un libro feminista, que muchos afirman es la estrategia de mercadotecnia que se le ha aplicado. Y es que si bien es un libro sobre una mujer, escrito por un mujer en su búsqueda de reivindicar un personaje femenino olvidado en la historia clásica, yo también me preguntó si su manera de venderlo bajo la etiqueta feminista es correcta. Por un lado claro que vemos una historia con una protagonista femenina que pasa por un gran crecimiento, pero gran parte de este crecimiento se da gracias a la presencia predominante de los hombres en su vida, que claro no estoy diciendo que su historia ni la de cualquier mujer se define por estos personajes masculinos, pero si se recalca que en la mayoría son hombres que aunque se vean por medio del ojo de Circe y se hagan notar sus errores y fallas a veces si se siguen plasmando bajo ellos esta idea de héroe o deidad; y también más importante los demás personajes femeninos siguen cayendo en esta dicotomía de mujer en peligro o mujer peligrosa. Las relaciones que tiene Circe con su madre, hermana o con las ninfas de sus años jóvenes o aquellas que son desterradas la isla de Circe como castigo, carecen de cualquier tipo de sororidad que se podría prestar, a excepción de un personaje pero spoilers..... A todas las demás se les sigue viendo como seres superficiales y listo. Creo que si bien es un libro que busca empoderar a Circe dándole autonomía y una liberación sexual, esto recae un poco en el cliché de que este es el único tipo de libertad que una mujer “moderna” puede alcanzar, y que una vez que se logra se puede usar la bandera feminista para hacerle un espacio en el mercado, cuando no se trata de solo eso. Se aprecia sin duda el esfuerzo de Madeline por reexplorar este personaje aún con el obstáculo de tener que apegarse al contenido original, un contenido ampliamente patriarcal, pero si ya estamos haciendo un retailing ¿por qué no ir más allá?Y bueno si no va a ser así, si es algo shady el querer capitalizar con la etiqueta feminista, lo cual se presta para todo un artículo aparte. De igual forma por el simple hecho de que se venda de esta forma o que la crítica lo aclamara por ello, no significa que no deba ser sujeta a un análisis profundo, así como se debe de hacer con cualquier otro libro.
En general entiendo que tal vez no sea un libro para personas a los que no les interese tanto la mitología griega, pero para aquellos que sí sienten este interés les espera una lectura llena de guiños, historias entrelazadas, una narrativa escrita muy cuidadosamente y una general una lectura enriquecedora para cualquiera que ayuda a cuestionarnos la importancia de conocer más puntos de vistas, en especial femeninos, en historias que forman ya parte de nuestra conciencia colectiva.
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